miércoles, 9 de mayo de 2018

Imagen tomada de: http://culturacolectiva.com/ilustraciones-que-te-haran-
suspirar-porque-demuestran-que-el-amor-verdadero-si-existe/ 
Me desperté con el olor de un aroma embriagante. Sentía como permeaba cada poro de mi piel hasta hacer avivar por completo mis sentidos. El café recién hecho fue el responsable de que decidiera privarme de la comodidad de la cama para dirigirme al autor de dicha exquisitez. 

Vestida solo con uno de sus suéteres, descalza y con el cabello cayendo desordenadamente, me detuve en el umbral de la cocina, observando cuidadosamente cada uno de sus movimientos. Amaba la forma en la que sus ojos se centraban en el escaso y residual goteo de la cafetera. Eran esos mismos ojos los que llamaron mi atención por primera vez y me dejaron sin habla al instante.

Las manos que ahora se deslizaban hábilmente mientras servía dos tazas iguales eras las mismas que al tacto tenían la capacidad de erizar mis cabellos y encender mi piel. Su boca… cómo deseaba besar la boca que con pequeños sorbos se impregnaba de aquel sabor característico.

Me abracé sintiendo el frío de aquella mañana y deseando grabar para siempre su recuerdo. Cuando se giró hacia mí, ambos sonreímos con amor y supe que ese pequeño instante es lo que muchos llaman “Felicidad”.

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