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Imagen tomada de: https://es.pinterest.com/pin/84653667976061964/ |
Cuando desperté, noté que no estaba en mi habitación, había despertado en el cuarto de un hotel. No sabía cómo ni porque estaba allí, tampoco podía recordar los sucesos de la noche anterior.
Busqué por la habitación señal de algo que me indujera el recuerdo, pero no había nada, por lo menos no nada material, solo se sentía levemente el olor a perfume de mujer, un perfume que ya había percibido antes, el olor de Liliana.
Liliana es la mujer de la que siempre he estado enamorado pero con la que nunca he hablado. Lo único que conocía de ella era el olor a perfume con el que deja la calle aromatizada cada vez que pasa, porque el nombre de “Liliana” es con el que la he bautizado para referirme a ella en mis pensamientos.
Después de buscar por toda la habitación, rehusé a continuar con mi búsqueda, estaba claro que no había rastro de aquella mujer. A pesar de eso, estoy seguro de haber pasado la noche con ella, quizás mi mente no pueda recordar aquel suceso, pero se lo haré creer.
Esparciré el perfume de la mujer que amo en una habitación de hotel cada noche para crear el recuerdo, y así diré que he estado con ella, porque lo que somos y lo que hacemos no es más que el reflejo de un recuerdo.
-Arthur Cuillére
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